EL EJERCICIO INTERVÁLICO DE ALTA INTENSIDAD (HIIT)

En esta nueva entrega de Salud y Deporte vamos a conocer los beneficios del HIIT (ejercicio interválico de alta intesidad), de la mano del Colegio Oficial de Fisioterapeutas de La Rioja. El HIIT se ha convertido recientemente en una práctica habitual en los gimnasios. Gracias a que inhibe la producción de la hormona del apetito mucha gente cree que es la solución definitiva para adelgazar, pero no le va a servir de nada si no aprende a aprovecharlo.

 

COF La Rioja  Logroño

Este ejercicio no solo adelgaza, también quita el hambre

El ejercicio interválico de alta intensidad (H.I.I.T) se ha convertido en la niña bonita de los gimnasios en los últimos años. Darlo todo hasta acariciar el nivel de extenuación no solo permite liberar adrenalina y aliviar las tensiones del día. Espabila los músculos en un tiempo breve y genera una importante quema de calorías.

El agotamiento al terminar una sesión puede ser tal que lo normal es no tener hambre. Ni en mitad de la clase ni inmediatamente después. Esto se debe a una inhibición en la producción de la ghrelina, la hormona responsable del apetito. De ahí que no falten visionarios que lo interpretan como la panacea para dar esquinazo al michelín.

Bretón, especialista en Endocrinología y Nutrición de la Unidad de Obesidad del Hospital Universitario HM Montepríncipe y presidenta de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). La razón de que esto ocurra está en que "el ejercicio de intensidad sitúa al cuerpo en condiciones similares a las de una situación de lucha o huida, en la que lo prioritario es dedicar los recursos metabólicos para ponerse a salvo. La búsqueda de alimentos [en esas circunstancias] queda en un segundo plano".

Que pierda el apetito no quiere decir que vaya adelgazar

Hay estudios que señalan, incluso, que una sesión extenuante de H.I.I.T. puede llegar a anular la producción de ghrelina durante horas. Y, una vez más, los hay que hacen la cuenta de la vieja: menos hambre, menos comida, más adelgazar. Pero se equivocan, no crea que gracias a la falta de apetito va a conseguir perder más peso.

Lo primero que debe saber es que, según explica la experta, esta hormona no actúa igual en todas las personas: "No podemos condicionar el éxito de una dieta a la acción de la ghrelina; de hecho, la disminución del apetito también viene determinada por la secreción de otras hormonas digestivas, como GLP-1 y PYY, que se producen en la parte final del intestino delgado".

Pasado el tiempo de gracia post H.I.I.T. en que hacemos oídos sordos a los cantos de sirenas que vienen de la despensa, tarde o temprano habrá que probar bocado, salvo que se quiera morir de inanición.

 

Después del ejercicio, coma aunque no tenga hambre

Según los resultados del primer estudio mencionado, realizado por varias facultadoees de Educación física, Biología celular y Medicina en Ontario (Canadá), tras realizar ejercicio durante 30 minutos podemos conseguir reducir el hambre durante hasta 90 minutos.

Así, indica el doctor José Antonio Rosado, médico adjunto Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario de Getafe, "tendremos controlada la ingesta durante dos de las 24 horas de las que consta el día". Vamos, que panacea contra el hambre no es en absoluto. Para serlo, sería necesario, aclara el doctor Rosado, repetir el entrenamiento unas cuatro o cinco veces en al día.

Aunque no tengamos hambre, lo mejor que podemos hacer es comer después de entrenar para aprovechar la ventana metabólica: ese período que va de media hora a unas dos horas después de la actividad física en la que el cuerpo asimila mejor los nutrientes y acelera su recuperación.

Durante el ejercicio "el cuerpo se deshidrata y pierde micronutrientes", aclara el experto. Por eso, conviene beber agua y "reponer esos micronutrientes en un primer momento". Además, aconseja comer "una pequeña cantidad de hidratos de carbono para que los niveles de lactato —un ácido que se produce cuando se queman las reservas energéticas de glucógeno en ausencia de oxígeno— disminuyan lo más rápidamente posible", pues al aumentar los niveles de este ácido, los músculos rinden peor y nos fatigamos más. "Una pequeña ingesta al terminar la clase nos va a aportar un efecto saciarte que hará que el hambre posterior sea más atenuada". Una bebida recuperadora, un yogur sin azúcares o un plátano suelen ser los favoritos de los deportistas. Y, sí, deben tomarse incluso sin hambre.

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